martes, 30 de agosto de 2016

SALMOS 110-118
1-(Sal 110:1,2). ¿Qué hizo el “Señor [de David]”, Jesucristo, mientras estuvo sentado a la diestra de Dios? Después de resucitar, Jesús ascendió al cielo y allí esperó a la diestra de Dios hasta que comenzó a reinar en 1914. Durante todo ese tiempo de espera reinó sobre sus seguidores ungidos, dirigiéndolos en la obra de predicar y hacer discípulos y preparándolos para gobernar con él en su Reino (Mateo 24:14; 28:18-20; Lucas 22:28-30).

2-(Sal 110:1,2,4). El pacto con Abrahán y el pacto con David aseguran que la descendencia de la mujer tendría que reinar. No obstante, para que personas de todas las naciones fueran verdaderamente bendecidas hacía falta algo más que un buen gobierno . Como necesitaban ser liberadas del pecado e integradas en la familia universal de Jehová, hacía falta que la descendencia también cumpliera una función sacerdotal. Nuestro Creador, en su gran sabiduría, hizo esto posible mediante otro contrato legal, el pacto para ser un sacerdote como Melquisedec.

Por medio del rey David, Jehová reveló que haría un pacto personal con Jesús con un doble objetivo: 1) que se sentara “a [su] diestra” hasta vencer a sus enemigos, y 2) que fuera un “sacerdote hasta tiempo indefinido a la manera de Melquisedec” . ¿Por qué “a la manera de Melquisedec”? Porque mucho antes de que los descendientes de Abrahán heredaran la Tierra Prometida, Melquisedec, el rey de Salem, fue “sacerdote del Dios Altísimo” (Heb. 7:1-3). Jehová lo nombró rey y sacerdote directamente. Él es el único hombre mencionado en las Escrituras Hebreas que cumplió ambas funciones. Además, puesto que no hay registro de que tuviera un predecesor ni un sucesor, es decir, que alguien antes o después de él cumpliera estas dos funciones, puede considerarse que es “sacerdote perpetuamente”, para siempre.

Por medio de este pacto personal, Jehová nombró sacerdote a Jesús directamente. Por eso Jesús será “sacerdote para siempre a la manera de Melquisedec” (Heb. 5:4-6). Este pacto demuestra a las claras que Jehová se ha comprometido legalmente a usar el Reino mesiánico para cumplir su propósito original para la Tierra y la humanidad.

3-(Sal 110:4). ¿Qué es lo que Jehová “ha jurado” y “no sentirá pesar” de haber hecho? Este juramento es el pacto que Jehová hizo con Jesucristo para que fuera Rey y Sumo Sacerdote (Lucas 22:29). Juró que Jesucristo seria Rey y Sumo Sacerdote .
4-(Sal. 111:2.) Estas palabras pueden aplicarse a las personas que hacen de las obras divinas “un tema de ferviente meditación y estudio”. Las creaciones de Jehová son incontables, y todas ellas cumplen un maravilloso propósito. Por ejemplo, él colocó el Sol, la Tierra y la Luna en el lugar preciso para que recibiéramos suficiente calor y luz, y para que existieran el día y la noche, las estaciones y las mareas.
Los científicos han aprendido mucho sobre lo conveniente que resulta la posición de la Tierra en el sistema solar, así como la órbita, el tamaño y la masa de la Luna. La relación entre estos cuerpos celestes hace posible que existan las estaciones con toda su belleza. Además, cada día se entiende mejor el delicado equilibrio entre las fuerzas

5-(Sal 111:10) El temor reverente a Dios nos ayudará a odiar lo malo. También nos impulsará a imitar las hermosas cualidades de Dios.

6-(Sal. 112:3,4.) Algunos siervos de Dios de tiempos bíblicos poseían grandes riquezas. No obstante, todo aquel que tiene la aprobación divina puede ser rico, aunque tenga poco en sentido material. De hecho, la mayoría de quienes se humillan ante Dios son pobres, y quizá se les desprecie por ello, como ocurrió en tiempos de Jesús (Luc. 4:18; 7:22; Juan 7:49). Pero sin importar si somos ricos o pobres en sentido material, todos podemos tener las verdaderas riquezas: las riquezas espirituales (Mat. 6:20; 1 Tim. 6:18, 19; léase Santiago 2:5).

Los cristianos ungidos no guardan sus riquezas espirituales para sí mismos, ni tampoco lo hacen sus compañeros de las otras ovejas. Al contrario, están “fulgura[ndo] en la oscuridad” del mundo de Satanás “como una luz para los rectos”. ¿De qué manera? Compartiendo con el prójimo los tesoros espirituales de la sabiduría y el conocimiento de Dios. Los esfuerzos de los enemigos por detener la predicación del Reino están condenados al fracaso, pues el fruto que produce esta obra “subsist[irá] para siempre”. Si siguen en la senda de la justicia a pesar de las pruebas, los siervos de Dios pueden tener la seguridad de que vivirán eternamente, así es, de que “subsist[irán] para siempre”.

7- (Sal 113:3). ¿En qué sentido debe alabarse el nombre de Jehová “desde el nacimiento del sol hasta su puesta”? Esta afirmación implica más que la existencia de un grupo de personas que adore a Dios día tras día. Desde donde nace el Sol hasta donde se oculta —es decir, de este a oeste—, sus rayos iluminan todo el globo terráqueo. De igual modo, Jehová ha de ser alabado en el planeta entero, algo imposible de lograr sin organización. ¡Cuánto apreciamos los testigos de Jehová el privilegio de alabar a Dios y participar celosamente en la labor de proclamar el Reino!

8- (Sal. 116:3, 4, 8) Jehová lo había sostenido en una época de “angustia y desconsuelo”. Había “librado [su] alma de la muerte”.

9-(Sal. 116:10-14).El salmista estaba decidido a cumplir las promesas solemnes que le había hecho a Jehová, así como las obligaciones que tenía con él. Ahora, él quería corresponderle de alguna manera. ¿Cómo podría hacerlo? Él mismo lo dijo: “Mis votos pagaré a Jehová”. Nosotros podemos hacer lo mismo. ¿Cómo? Obedeciendo en todo momento las leyes y los principios divinos. Por eso, debemos asegurarnos de que la adoración a Jehová sea lo más importante en nuestra vida y de que el espíritu santo guíe todas nuestras acciones (Ecl. 12:13; Gál. 5:16-18). Claro, jamás podremos pagarle a Jehová todo lo que ha hecho por nosotros. Pero aun así, podemos alegrar su corazón si nos esforzamos de toda alma por servirle (Pro. 27:11).

10-(Sal 116:15). En un discurso de funeral, ¿por qué no debería aplicarse este versículo al difunto? Este versículo no se debe aplicar al fallecido, aun cuando se trate de un cristiano que haya muerto fiel a Jehová. ¿Por qué? Porque su verdadero significado es más amplio. Lo que el salmista quiso decir es que Jehová considera que la muerte de todos sus siervos fieles sería una pérdida tan enorme que no está dispuesto a permitirla (véanse Salmo 72:14 y 116:8).

Este pasaje confirma que Dios no va a tolerar que nadie destruya a sus siervos leales como grupo. Así lo demuestra nuestra historia moderna. Los ataques y persecuciones que hemos soportado son una clara prueba de que Dios nos protege del exterminio. ¿Hasta qué grado es “preciosa a los ojos de Jehová [...] la muerte de los que le son leales”? Jehová considera a sus siervos tan valiosos, que su muerte como colectividad sería una pérdida enorme que no está dispuesto a tolerar. Permitirla equivaldría a reconocer que sus enemigos son más poderosos que él. Además, no quedaría nadie en la Tierra para servir de fundamento del nuevo mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario