SALMOS 102-105
1-(Salmo 102:7) Quienes están en la fe pueden experimentar tanta angustia que no logren concentrarse en nada más. El salmista se sintió “como un pájaro aislado sobre un techo”, como si su única compañía fueran sus preocupaciones (Sal. 102:7). Si usted alguna vez se siente así, derrámele su corazón a Jehová, tal como hizo el salmista. Las oraciones del afligido —las de usted mismo— lo ayudarán a combatir los pensamientos negativos.
2-(Salmo 102:17). Jehová ha prometido que “se volverá hacia la oración de los que están despojados de todo, y no despreciará su oración”. Confíe en esa promesa.
3-(Salmo 103:8, 9) Todos cometemos errores en un momento u otro de nuestra vida (Ecl. 7:20). Cuando nos suceda, no nos derrumbemos ni pensemos que no valemos nada. Si caemos, levantémonos y sigamos caminando, aunque para ello necesitemos pedirles ayuda a los ancianos. La palabra de Dios asegura que “la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También, si hubiera cometido pecados, se le perdonará” (Sant. 5:15). Jamás olvidemos que Jehová es muy compasivo y que él nos trajo a la congregación porque vio algo bueno en nuestro interior. Así pues, mientras nos esforcemos de todo corazón por serle fieles, él nunca nos abandonará (1 Cró. 28:9).
4-(Salmo 103:13). Pero ¿por qué Jehová no responde enseguida todas nuestras oraciones? Recordemos que en la Biblia se compara la relación que tenemos con él a la de un niño con su padre El niño no puede esperar que el padre le conceda de inmediato todo lo que le pide. A veces, puede que se trate de un deseo pasajero. En otros casos, el padre decide esperar al momento más adecuado. También podría ser que el niño pidiera algo que no le conviene o que pudiera afectar a otras personas. Es más, si el padre le concediera todas sus peticiones, terminaría convirtiéndose en su esclavo.
De forma parecida, puede que Jehová decida esperar antes de contestar nuestras oraciones porque entiende que eso es lo mejor para nosotros. Él tiene derecho a hacerlo, pues es nuestro Creador, nuestro Amo y nuestro Padre. Pero también es sabio y nos quiere, por eso podemos confiar en él. Por otro lado, no debemos olvidar que somos nosotros quienes servimos a Dios, no al revés (compare con Isaías 29:16; 45:9).
5-(Salmo 103:14). Jehová conoce a la perfección nuestras limitaciones. Él no espera que salgamos adelante solo con nuestras propias fuerzas; es nuestro Padre y nos ofrece su ayuda. Claro, habrá veces que sintamos que ya no podemos más. Pero Jehová nos asegura que si el problema es tan grande que no podemos soportarlo, nos dará una salida (lea 1 Corintios 10:13). Él sabe lo que podemos y lo que no podemos aguantar. Confiemos en él.
6-(Salmo 103:19). Puesto que Jehová ha creado todo, es el legítimo Soberano de la Tierra y del resto del universo. Además, también es nuestro Juez, Legislador y Rey, combinando así en su persona los poderes judicial, legislativo y ejecutivo, las tres ramas del gobierno universal (Isa. 33:22). Dado que le debemos la existencia y dependemos de él, tenemos que verlo como nuestro Señor Soberano y defender su elevadísima posición.
7- (Salmo 104:1, 2). El fiel salmista debió de sentirse conmovido al observar el silencioso esplendor de un cielo tachonado de brillantes estrellas. Asombrado por la extraordinaria destreza creadora de Jehová y por la manera en que extendió “los cielos como una tela de tienda”, dijo que Dios se había vestido de dignidad. Aunque el omnipotente Creador es invisible, su dignidad y esplendor se perciben en sus obras visibles.
Pensemos, por ejemplo, en nuestra galaxia, la Vía Láctea. En este vasto océano de estrellas, planetas y sistemas solares, la Tierra parece un granito de arena en una inmensa playa. Imagínese: hay más de 100.000 millones de estrellas en la Vía Láctea. Si las contáramos a un ritmo de una estrella por segundo, ¡tardaríamos más de tres mil años!
8- (Salmo 104:4). ¿De qué manera ‘hace Jehová a sus ángeles espíritus’? Puesto que los ángeles ya son criaturas de espíritu, esto ciertamente no se refiere a sus cuerpos espirituales. Sin embargo, la palabra “espíritu” también puede significar “viento” o “fuerza activa”. Por lo tanto, Dios puede usar a sus ángeles como fuerzas poderosas para efectuar su voluntad. También pueden ser utilizados como agentes de ejecución... como “un fuego devorador”. Es consolador para los cristianos saber que su obra de predicar está respaldada por estas poderosas criaturas angelicales.
9-(Salmo 105:4). Jehová puede dar poder a sus siervos y también protegerlos. La Biblia nos exhorta a “hallar a Jehová y su fuerza”. ¿Por qué? Porque cuando hacemos las cosas con la fuerza de Jehová, usamos nuestro poder para beneficio y no para perjuicio de los demás. No hallamos otro ejemplo mejor al respecto que el de Jesucristo, quien ejecutó muchos milagros con “el poder de Jehová” (Lucas 5:17). Jesús pudo haberse dedicado a hacerse rico, famoso o incluso un rey omnipotente (Lucas 4:5-7). Sin embargo, utilizó el poder de Dios para preparar, enseñar, ayudar y curar al prójimo (Marcos 7:37; Juan 7:46). Qué buen ejemplo para nosotros.
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