Salmos 69-73
1) Sl 69:4. Para mantener la paz, a veces quizá sea prudente pedir disculpas (es decir, “devolver”), aunque no estemos convencidos de haber hecho algo malo.
2)Sl 69:9). Nuestro celo o entusiasmo por la adoración pura debería ser muy evidente. El celo al que se refería David es el sentimiento que no tolera rivalidad ni ofensas, el ardiente deseo de proteger una reputación o de remediar un agravio. Un diccionario bíblico señala lo siguiente sobre el término original: “Se emplea con frecuencia al hablar del matrimonio. Cuando los cónyuges se ponen celosos, están exigiendo de forma tajante el derecho a la exclusividad en su relación. De igual modo, Dios exige el derecho que tiene sobre quienes son su posesión exclusiva”. El celo del que habla la Biblia va más allá del simple entusiasmo, como el que sienten algunos aficionados por su equipo deportivo.
¿Por qué actuó Jesús con tanto ardor durante su ministerio? Jesús no actuó con tanto ardor solo porque tuviera un plazo que cumplir, sino porque era un ferviente defensor de la religión verdadera y la reputación de su Padre. Por eso, cuando veía que el nombre de Dios era objeto de blasfemias y desprecios, surgía naturalmente en él un deseo irresistible de remediar la situación. Y ese mismo celo lo motivaba a denunciar con todo vigor a los líderes religiosos y a aliviar el sufrimiento de la gente humilde que soportaba sus múltiples abusos y atropellos (Mat. 9:36; 23:2, 4, 27, 28, 33).
3)Sl 69:21. ¿Cómo se refirieron proféticamente estos versículos al Mesías? El uso continuo de los narcóticos puede dañar los procesos mentales. Por lo menos mientras la persona está bajo la influencia directa de los narcóticos su mente está afectada, muchas veces a tal grado que no puede razonar debidamente. Es digno de notarse que antes que colgaran a Jesucristo en el madero, “le dieron a beber vino mezclado con hiel [y evidentemente también mirra]; mas, después de gustarlo, rehusó beber.” (Mat. 27:34; Mar. 15:23) ¿Por qué rehusó Jesús ese vino? Porque estaba adulterado con drogas.
En la obra Expository Dictionary of New Testament Words por Vine, leemos: “Cristo rehusó participar de cualquier medio de alivio como ése; quiso retener toda Su facultad mental para cumplir plenamente con la voluntad del Padre.” Justamente antes de morir, Jesús sí aceptó vino no adulterado con drogas. (Juan 19:28-30) Su rechazamiento del vino adulterado con drogas manifiesta que deseaba tener en plena posesión todas sus facultades durante la prueba suprema de su fe.
De modo parecido los seguidores de Cristo deben esforzarse por mantener el control de sus facultades mentales para poder retener la habilidad de evitar la conducta inmoral u otras acciones que pudieran arruinar su relación con Jehová Dios. Además, han de amar a Dios con toda su mente. (Luc. 10:27) Eso forzosamente excluye el uso de los narcóticos para producir alucinaciones u otras reacciones mentales que se tratan de conseguir con el único propósito de experimentar placer eufórico.
Aunque los puntos mencionados no excluyen el debido uso médico de las drogas, ciertamente indican que las personas piadosas tienen que evitar todo abuso de drogas. Estos factores merecen seria consideración cuando el individuo se enfrenta a la pregunta: ¿Por qué no tomar drogas?
4)Sl 70:1-5. Jehová oye nuestras súplicas (1 Tesalonicenses 5:17; Santiago 1:13; 2 Pedro 2:9). Aunque Dios quizás permita que continúe una prueba, él nos dará la sabiduría para afrontar la situación y las fuerzas para soportarla. No dejará que seamos tentados más allá de lo que podemos soportar (1 Corintios 10:13; Hebreos 10:36; Santiago 1:5-8).
5)Sl 71:5,16. David cultivó valor y fortaleza al hacer de Jehová su confianza en su juventud, aun antes de enfrentarse al gigante filisteo Goliat (1 Samuel 17:34-37). Los jóvenes hacen bien en confiar en Jehová en todo lo que hacen
6)Sl 71:17, 18. Los mayores pueden contagiar su entusiasmo por la predicación a los jóvenes. Si usted ya acumula décadas de experiencia, la pregunta clave que puede hacerse es: “¿Qué voy a hacer con mi vida ahora que todavía tengo energías y fortaleza?”. Dado que es un cristiano experimentado, a su edad se le abren oportunidades que otros no tienen a su alcance. Por ejemplo, puede transmitir a los jóvenes lo que ha aprendido sobre Jehová, así como fortalecer a otros cristianos relatándoles experiencias que haya tenido al servirle.
7)Sl 72:3-19. Nuestro fervor por la verdad nos impulsa a contarles a otras personas lo que el Reino hará por la humanidad. Dios ha escogido a su Hijo, Jesucristo, para que gobierne a la humanidad (Salmo 2:4-8). Jesús ayudará a los pobres y terminará con la opresión y la violencia.
8)Sl 7323,:24. ¿En qué sentido lleva Jehová a sus siervos a la gloria? La palabra hebrea para “gloria” transmite la idea de peso. Antiguamente, las monedas se fabricaban con metales preciosos y su valor dependía de su peso; cuanto más pesaban, más valiosas eran. Por eso, la palabra que se traduce “gloria” se empezó a usar para referirse a algo valioso, admirable o impresionante. Tal vez la gente dé gloria, u honre, a alguien por su poder, posición o reputación. Pero ¿y Jehová? Las Escrituras explican a qué clase de personas honra él. En Proverbios 22:4 dice: “El resultado de la humildad y del temor de Jehová es riquezas y gloria y vida”. Y el discípulo Santiago escribió: “Humíllense a los ojos de Jehová, y él los ensalzará”, o les dará honra (Sant. 4:10). Ahora bien, ¿qué tipo de gloria nos da Jehová? ¿Qué podría impedir que la recibiéramos? ¿Y qué podemos hacer para que otras personas también la tengan?
¿Cómo nos da gloria Jehová? El compositor del Salmo 73 estaba seguro de que Jehová lo tomaría de la mano para guiarlo y le daría auténtica gloria (lea Salmo 73:23, 24). ¿Cómo da gloria Jehová a sus siervos humildes? Él nos honra de muchas formas. Por ejemplo, nos bendice al permitirnos conocer cuál es su voluntad (1 Cor. 2:7). Si escuchamos su palabra y le obedecemos, nos honra con su amistad (Sant. 4:8). Además, Dios ha puesto al cuidado de sus siervos un valioso tesoro: el ministerio cristiano (2 Cor. 4:1, 7). Cuando predicamos para alabar a nuestro Padre celestial y ayudar a otros, él nos da gloria. “A los que me honran honraré”, prometió Jehová (1 Sam. 2:30). En otras palabras, tenemos el honor de disfrutar de una buena reputación ante él y ante la congregación (Prov. 11:16; 22:1).
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