miércoles, 6 de julio de 2016

Salmos 60-68

1- Sl 61:1, 8. Nuestra dedicación a Dios es sin duda la promesa más importante que podamos hacer. Al dar este paso, demostramos que queremos servir a Jehová para siempre. Aunque los mandamientos de Dios no son gravosos, puede que no siempre sea fácil hacer su voluntad, viviendo, como vivimos, en este malvado sistema de cosas (2 Timoteo 3:12; 1 Juan 5:3). Sin embargo, una vez que hemos “puesto la mano en el arado” y llegado a ser siervos dedicados de Jehová, así como discípulos de su Hijo Jesucristo, nunca deberíamos mirar las cosas del mundo que hemos dejado atrás (Lucas 9:62).

Cuando oramos a Jehová, quizás nos sintamos impulsados a prometerle que vamos a luchar por vencer alguna debilidad, a cultivar cierta cualidad cristiana o a trabajar más en algún rasgo de nuestra actividad teocrática. ¿Qué nos ayudará a cumplir con estos compromisos? (Compárese con Eclesiastés 5:2-5.)

Las promesas sinceras provienen tanto del corazón como de la mente. Por lo tanto, respaldemos los votos que le hacemos a Jehová abriéndole nuestro corazón en oración y contándole francamente nuestros temores, deseos y debilidades. Orar acerca de lo que prometemos fortalece nuestra resolución de cumplirlo. Podemos ver nuestras promesas a Dios como si fueran deudas. Cuando las deudas son cuantiosas, el pago ha de efectuarse gradualmente. Así mismo, el cumplimiento de muchas de las promesas que le hacemos a Jehová requiere tiempo. Pero al darle con regularidad lo que podemos le mostramos que hablamos en serio y, por consiguiente, él nos bendice.

2- Sl 62:8. Cuando estamos agobiados por un problema, debemos confiar en que, si hacemos todo lo que está en nuestra mano y oramos a Jehová pidiéndole su ayuda, él nos responderá. De hecho, no podemos ser sus amigos si no confiamos en él. Hay que reconocer, sin embargo, que a veces eso no es fácil. ¿Por qué? Entre otras razones, porque Dios no siempre contesta las oraciones inmediatamente.

¿Por qué Jehová no responde enseguida todas nuestras oraciones? Recordemos que en la Biblia se compara la relación que tenemos con él a la de un niño con su padre (Sal. 103:13). El niño no puede esperar que el padre le conceda de inmediato todo lo que le pide. A veces, puede que se trate de un deseo pasajero. En otros casos, el padre decide esperar al momento más adecuado. También podría ser que el niño pidiera algo que no le conviene o que pudiera afectar a otras personas. Es más, si el padre le concediera todas sus peticiones, terminaría convirtiéndose en su esclavo.

De forma parecida, puede que Jehová decida esperar antes de contestar nuestras oraciones porque entiende que eso es lo mejor para nosotros. Él tiene derecho a hacerlo, pues es nuestro Creador, nuestro Amo y nuestro Padre. Pero también es sabio y nos quiere, por eso podemos confiar en él. Por otro lado, no debemos olvidar que somos nosotros quienes servimos a Dios, no al revés.

Otro factor que hay que tomar en cuenta es que Jehová conoce a la perfección nuestras limitaciones. Él no espera que salgamos adelante solo con nuestras propias fuerzas; es nuestro Padre y nos ofrece su ayuda. Claro, habrá veces que sintamos que ya no podemos más. Pero Jehová nos asegura que si el problema es tan grande que no podemos soportarlo, nos dará una salida (1 Cor 10:13). Él sabe lo que podemos y lo que no podemos aguantar. Confiemos en él. No se desespere si ve que la ayuda de Jehová no llega de inmediato. Recuerde que él desea venir en nuestro auxilio, pero espera con paciencia el mejor momento para darnos lo que necesitamos.

3- Sl 62:11. Dios no tiene que depender de ninguna fuente externa de energía. Él es la fuente del poder. “La fuerza [le] pertenece” a él.

4- Sl 63:3. ¿Por qué es la bondad amorosa o amor leal de Jehová mejor que la vida? Porque sin ella la vida no tiene ningún sentido. El proceder sabio es cultivar una relación de amistad con Jehová.

5- Sl 63:6. La noche cuando todo está en silencio y no hay distracciones puede ser un momento propicio para meditar.

6- Sl 64:2-4. El chisme puede dañar el buen nombre de una persona inocente. No debemos escuchar esa clase de habla ni esparcirla.

7- Sl 65:1, 2. ¿cómo podemos saber que de verdad Jehová nos está escuchando? En la época en la que Israel era el pueblo elegido, los extranjeros podían ir al templo de Jerusalén a presentar sus súplicas a Jehová (1 Rey. 8:41, 42). Él no muestra favoritismo y promete escuchar a todo el que le obedezca (Pro. 15:8). Puede estar seguro de que usted también está incluido entre la “gente de toda carne” que Dios acepta.
Antes de venir a la Tierra, Jesús vio desde el cielo cómo respondía Jehová las oraciones de sus siervos. Después, ya en la Tierra, usó la oración para comunicarse con su padre y contarle sus sentimientos y pensamientos. En cierta ocasión, incluso pasó toda la noche orando (Luc. 6:12; 22:40-46). ¿Habría hecho eso si pensara que Jehová no lo estaba escuchando? ¿Habría enseñado a sus seguidores a orar si eso no fuera más que una simple terapia para sentirse mejor? Claro que no. Jesús estaba convencido de que la oración era un medio real para hablar con su Padre. De hecho, le dijo: “Te doy gracias porque me has oído. [...] [Yo sé] que siempre me oyes”. También nosotros podemos confiar en que Jehová es el “Oidor de la oración” (Juan 11:41, 42).
La respuesta de Jehová a nuestras oraciones no siempre es evidente. Pero si somos específicos al hablar con él, será más fácil que veamos cómo responde a lo que le pedimos. Contémosle todo lo que nos preocupa. Así Jehová será más real para nosotros y lo sentiremos más cerca.

8- Sl 68:13. ¿Por qué estaban “las alas de una paloma cubiertas de plata, y sus plumas remeras de oro verde amarillento”? Ciertas palomas de color gris azulado tienen un brillo iridiscente en algunas de sus plumas, lo que les da una apariencia metálica bajo la dorada luz del sol. David tal vez estaba asemejando a los victoriosos guerreros israelitas que venían de una batalla a una paloma como esa: con alas fuertes y apariencia brillante. David hacía referencia a las victorias que Jehová dio a su pueblo sobre sus enemigos.

9- Sl 68:18. ¿Quiénes eran los “dones en la forma de hombres”? Eran hombres que habían sido tomados cautivos durante la conquista de la Tierra Prometida. Con el tiempo, fueron asignados a ayudar a los levitas en sus labores (Esdras 8:20).



10- Sl 68:30. ¿Qué significa la petición de que se “reprend[a] a la bestia salvaje de las cañas”? Refiriéndose en sentido figurado a los enemigos del pueblo de Jehová como bestias salvajes, David pidió a Dios que los reprendiera, o sea, que no les permitiera usar su poder para causar daño.

1 comentario:

  1. Y LUEGO PORQUE YA NO SIGUES ESCRIBIENDO?
    rufinorm@hotmail.com
    espero tu respuesta, saludos, Jehová te siga bendiciendo.

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