1-(2Cr 20:1) Durante el reinado de Jehosafat , las fuerzas inicuas se reunen para pelear contra Jehová. Muy pronto ocurrirá lo mismo en la gran tribulación que culminará en la batalla de Armagedón.
2-(2Cr 20:3-4) Jehosafat le dio miedo, y dirigió su rostro a buscar a Jehová. Proclamó un ayuno para todo Judá y se juntaron para consultar y buscar la dirección de Jehová. Cuando las naciones se unan para luchar contra el pueblo de Jehová debemos confiar en Jah y seguir las instrucciones de su organización.
3-(2 Cr 20:15-17) Mientras “todos los de Judá estaban de pie delante de Jehová, hasta sus pequeñuelos, sus esposas y sus hijos”, Jehová respondió (2 Crónicas 20:13). Igual que hoy se vale del “esclavo fiel y discreto”, el Gran Oidor de la oración facultó al profeta levita Jahaziel para comunicar Su respuesta a la multitud congregada (Mateo 24:45).
4-(2Cr 20:17) Para ‘ver la salvación de Jehová’, debemos ‘tomar nuestra posición’ apoyando activamente el Reino de Dios. En vez de querer arreglar las cosas por nuestra cuenta, tenemos que ‘estarnos quietos’, mostrando confianza absoluta en Jehová.
5-(2 Cr 20:20). Jehová pidió al rey Jehosafat y a sus súbditos más que sentarse a aguardar la liberación milagrosa cruzados de brazos. Tendrían que iniciar la acción frente al reto del enemigo. El rey y ‘todos los de Judá, hasta sus pequeñuelos, sus esposas y sus hijos’, obedecieron con fe firme: madrugaron y fueron al encuentro de las hordas invasoras. De camino, el rey siguió dándoles instrucción teocrática y ánimo, exhortándolos así: “Pongan fe en Jehová su Dios para que resulten de larga duración. Pongan fe en sus profetas y así logren éxito”. Fe en Jehová y fe en sus profetas: esa era la clave para tener éxito. Hoy, igualmente, sigamos activos en el servicio a Jehová, sin dudar nunca de que gracias a él nuestra fe saldrá victoriosa.
6-(2 Cr 20:21, 22) Nosotros, igual que los habitantes de Judá de la época de Jehosafat, hemos de “[dar] alabanza a Jehová, porque hasta tiempo indefinido es su bondad amorosa”. ¿Cómo lo alabamos? Predicando el Reino con fervor. Igual que los habitantes de Judá, que “dieron comienzo con el clamor gozoso y alabanza”, así respaldemos nuestra fe con obras. Sí, demostremos la misma fe inquebrantable mientras Jehová se dispone a intervenir contra sus enemigos. Aunque el camino se haga largo, decidámonos a aguantar, con fe activa, como hace en la actualidad su pueblo victorioso en regiones conflictivas de la Tierra. En algunos países azotados por la persecución, la violencia, el hambre y las penurias económicas, los siervos fieles de Dios disfrutan de resultados sobresalientes, como informa el Anuario de los testigos de Jehová 2015.
7-(2 Cr 20:22-24) Cando Moab combinó sus fuerzas con las de Ammón y las de la región montañosa de Seír para atacar a Judá. Jehová intervino y los tres ejércitos lucharon entre sí y se autodestruyeron.
8-(2 Cr 20:24-30.) Cuando los del “Judá” del día moderno, junto con sus compañeros de adoración, examinen los resultados de la guerra de Har–Magedón, alabarán a Jehová por aquella gran victoria. No tendrán que recoger botín literal, sino que hallarán gozo al congregarse en la simbólica “llanura baja de Beraca”... Beraca significa “Bendición”. Con regocijo, la clase no sacerdotal de la “grande muchedumbre” entrará en una Tierra purificada, bajo el régimen del Reino, ansiosa de emprender el privilegio que tendrá ante sí... el de transformar la Tierra en un jardín paradisíaco. Por mil años el dominio real del Josafat Mayor, Jesucristo, quedará sin disturbio, y su Dios, Jehová, dará descanso continuo por todas partes.
9-(2 Cr 21:20). En La Biblia, la palabra nombre se refiere en ocasiones a la reputación de la persona. Veamos el caso del rey David, mientras fue rey, fue enérgico y firme, pero al mismo tiempo reconoció humildemente sus errores y se arrepintió de los pecados graves que cometió.
En cambio, Jehoram, rey de Judá, se hizo un mal nombre. Apartó a sus súbditos de la adoración de Jehová y hasta hizo que se diera muerte a sus seis hermanos y a algunos príncipes de la nación. Finalmente, Jehová le causó una dolorosa enfermedad que acabó con su vida. La Biblia dice que Jehoram “se fue sin ser deseado”, o como leemos en La Biblia de las Américas, “murió sin que nadie lo lamentara” (2 Crónicas 21:20).
Las vidas de David y Jehoram ilustran la veracidad del proverbio bíblico: “Al recuerdo del justo le espera una bendición, pero el mismísimo nombre de los inicuos se pudrirá” (Proverbios 10:7). Todos deberíamos analizar con seriedad esta pregunta: “¿Qué clase de nombre me estoy haciendo ante Dios y el semejante?”.
10-(2Cr 24:4-14.) En los días del rey Jehoás se colocó un cofre en la puerta de la casa de Jehová para recibir las contribuciones que permitieran acometer una reparación de envergadura del templo. Los príncipes y el pueblo se regocijaron de llevar “el impuesto sagrado” con el que se hacía posible renovar la casa de Dios y hacer los utensilios del templo.
Dios dispuso que los israelitas contribuyeran las “décimas partes” del producto de la tierra para la manutención de los levitas, la tribu sacerdotal, quienes, a su vez, contribuían la décima parte al sumo sacerdote para el sostén de este y de su familia. (Nú 18:26-28) Jehová le dio al sumo sacerdote Aarón la custodia de las contribuciones que los israelitas entregaban a Dios, y permitía que él y sus hijos participaran de las ofrendas y del aceite, el vino, el grano y los primeros frutos maduros de la tierra que el pueblo daba a Jehová, así como también de ciertas porciones de los sacrificios de animales. Al sumo sacerdote se le entregaba un impuesto de los despojos de guerra como “contribución de Jehová”, y otra parte se destinaba a los levitas. (Nú 31:1, 2, 28-30.)
Los israelitas presentaban diversas ofrendas y sacrificios a Jehová, algunos de los cuales estipulaba específicamente la Ley. Sin embargo, otros eran completamente voluntarios, como las ofrendas votivas y de acción de gracias. (Le 7:15,16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario