2 Crónicas 15 a 19
1- (2 Crónicas 15:7). “Sean animosos”, estas palabras nos fortalecen la fe. En efecto, mientras le sirvamos fielmente, Jehová estará con nosotros. Cuando clamamos a él por ayuda, podemos estar seguros de que nos escucha. Con frecuencia hace falta ánimo y valor para hacer lo que está bien, pero sabemos que con la ayuda de Jehová podemos lograrlo.
2- (2 Crónicas 15:8,9) Estas palabras nos animan, pues muestran que para agradar a Jehová tenemos que estar dispuestos a hacer los cambios necesarios sin dilatarnos, tal como hizo Asá.
3- (2 Crónicas 15:12)Debemos buscar a Jehová con todo nuestro corazón, apegandonos a sus mandamientos y siguiendo las instrucciones que nos brinda atravez de su organización.
4- (2 Crónicas 15:15)Si buscamos a Jehová con todo nuestro corazón él se deja hallar.
5- (2 Crónicas 15:9-15) Asá pudo ver como muchos de los israelitas del reino apóstata del norte se mudaron a Judá. ¿Por qué lo hicieron? Porque se dieron cuenta de que Dios estaba con el rey. Valoraban tanto la adoración pura que optaron por dejar atrás sus hogares para vivir junto a otros siervos de Jehová. Muchas personas nos observan y cuando ven que nuestro comportamiento es el correcto responden al llamado de Jehová.
6- (2 Crónicas 16:1-5) El rey Baasá de Israel llevó a cabo actos hostiles contra Judá. Fortificó la ciudad fronteriza de Ramá, a ocho kilómetros (cinco millas) al norte de Jerusalén, tal vez para impedir que sus súbditos se pusieran de parte de Asá y de la adoración pura. Por otro lado Asá en vez de pedirle ayuda a Jehová como había hecho ante la invasión etíope, recurrió a seres humanos. Le envió un presente al rey de Siria y le pidió que atacara al reino de Israel.
7- (2 Crón. 16:7-9). Jehová le expresó su disgusto a Asá mediante el profeta Hananí. Asá el rey debería haber recordado cómo actuó Jehová con los etíopes, y que “sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él”. Puede que alguien aconsejara mal a Asá. En cualquier caso, Asá no confió en Jehová, sino en la lógica humana. “Has actuado tontamente respecto a esto le dijo Hananí, pues desde ahora en adelante existirán guerras contra ti.”
8- (2 Crón. 16:10). Asá reaccionó mal: enfurecido, puso al profeta en el cepo. ¿Acaso pensó que, habiendo sido fiel por tantos años, no merecía esa reprensión? o ¿Será que con la edad fue perdiendo la lucidez? La Biblia no lo aclara. no pensemos que por llevar muchos años sirviendo fielmente a Dios no nos hace falta recibir consejos bíblicos. Si cometemos un error, Jehová nos corregirá, sea cual sea nuestro historial en su servicio. Para beneficiarnos de la disciplina, nos conviene aceptarla con humildad. Y, sobre todo, nuestro Padre celestial estará con nosotros mientras le seamos leales. Los ojos de Jehová recorren toda la Tierra en busca de quienes le muestran fidelidad. Jehová los recompensa utilizando su poder para favorecerlos. Así lo hizo con Asá, y también lo hará con nosotros.
9- (2 Crón. 16:7-12)La altivez hizo que el rey Asá se comportara mal en los últimos años de su vida.
10- (2 Crón. 16:12-14). Después de treinta y nueve años de reinado, Asá se enfermó gravemente de los pies. El relato dice que “aun en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los sanadores”. Todo indica que, para entonces, había descuidado su salud espiritual. Y, por lo visto, esa fue la situación en la que falleció, tras cuarenta y un años en el trono.
No obstante, parece que sus buenas cualidades y su celo por la adoración verdadera pesaron más que sus errores. Nunca dejó de servir a Jehová (1 Rey. 15:14). Entonces, desde esta perspectiva, ¿qué aprendemos de su vida? Que debemos reflexionar en cómo Jehová nos ayudó en el pasado, pues esos preciados recuerdos pueden impulsarnos a recurrir a él cuando nos surjan dificultades.
11- (2 Crón. 16:13-14). ¿Fue incinerado Asá? No. La “quema funeral extraordinariamente grande” no alude a la cremación de Asá, sino a la quema de las especias (nota).
12-(2 Crón. 18:12-13) Como Micaya, debemos ser valientes y audaces al hablar de Jehová y sus propósitos.
13- (2 Crón. 18:28-32) Hacer alianzas con extraños o no creyentes tiene trágicas consecuencias. Damos prueba de sensatez cuando evitamos mezclarnos innecesariamente con el mundo (Juan 17:14, 16; Santiago 4:4).
14- (2 Crón.19:1-3) La Biblia revela que Jehová nos ama: él busca lo bueno en nosotros y lo valora. Veamos el ejemplo de Jehosafat. Cuando este buen rey cometió una locura, el profeta de Dios le recriminó: “Por esto hay indignación contra ti procedente de la persona de Jehová”. El mensaje era sin duda impactante, pero contenía la siguiente puntualización: “No obstante, hay cosas buenas que se han hallado contigo”. Vemos, pues, que la justa cólera que sentía el Todopoderoso no le impidió ver las “cosas buenas”, o aspectos positivos, del monarca. ¿No es tranquilizador saber que tenemos un Dios que busca nuestros puntos buenos pese a que somos imperfectos?
15- (2 Crónicas 19:7) Con Jehová "no hay injusticia ni parcialidad ni aceptación de soborno”. ¿Qué es soborno, y qué dice la Biblia al respecto? El diccionario de María Moliner define la palabra sobornar así: “Conseguir alguien con dádivas o regalos que un funcionario haga o deje de hacer cierta cosa en su favor, constituya o no injusticia o delito”. Por lo tanto, sobornar es dar dinero (o un regalo) a un juez para ejercer influencia en su decisión y pervertir la justicia. Sobornar también es ofrecer dinero para circunvenir la ley, tal como si se pidiera a un inspector de edificios o de automóviles que pasara por alto una violación.
Dios condena el sobornar al decir a los jueces israelitas: “No debes pervertir el juicio. No debes ser parcial ni aceptar soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y tuerce las palabras de los justos.Los cristianos que desean tener la aprobación de Dios rehúsan recurrir al soborno. (Compárese con Hechos 24:26.)
16- (2 Crónicas 19:7). "Que el pavor de Jehová llegue a estar sobre ustedes". Estas palabras no aluden a ningún tipo de terror morboso, sino a un intenso deseo de hacer lo correcto, un respeto tan sincero que puede hacernos temblar. Ahora bien, ¿cómo demostramos ese respeto por Jehová? De dos maneras: Primero, aplicando el consejo que se encuentra en Santiago 1:19: “Todo hombre tiene que ser presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar.
La segunda manera de demostrar el pavor de Jehová, la encontramos en Proverbios 27:21, donde dice: “El crisol es para la plata, y el horno es para el oro; y un individuo es conforme a su alabanza”. Tal como el crisol refina la plata y el horno el oro, a nosotros nos refinan las alabanzas. Anthony Morris, miembro del Cuerpo Gobernante, animó a unos estudiantes de Galaad a recibir las alabanzas de la forma correcta: como oportunidades de demostrar que uno tienen “el pavor de Jehová”.
¿Por qué? Porque los halagos ponen a prueba nuestro carácter. Nos pueden convertir en personas orgullosas y llevarnos a la ruina espiritual o, por el contrario, pueden recordarnos cuánto le debemos a Jehová y motivarnos a no desobedecer sus normas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario