2 Crónicas 10 a 14
1- (2Cr 10:11, 14.)El rey Rehoboam se jactó de que mientras su padre Salomón había castigado a los israelitas con “látigos”, él lo haría con “azotes de puntas agudas”. Aunque estas palabras de Rehoboam eran figurativas, los azotes a los que hizo referencia debieron haber sido trallas rematadas en garfios parecidos a la cola del escorpión, pues la palabra hebrea ʽaq·rab·bím, traducida “azotes de puntas agudas”, significa literalmente “escorpiones”.
Para el tiempo de la Pascua del año 30 E.C., “después de hacer un látigo de cuerdas, [Jesús] expulsó del templo a todos aquellos junto con las ovejas y el ganado vacuno”. Esto no significa que Jesús utilizase el látigo contra los mercaderes, como se ve en el caso de los vendedores de palomas, a quienes expulsó verbalmente y no con el látigo. Además, al echar al ganado vacuno con el látigo, también estaba expulsando a los vendedores, pues lógicamente irían tras su ganado para acorralarlo. (Jn 2:13-17.)
2- (2Cr 12:2)La gobernación severa y opresiva de Rehoboam, hijo de Salomón, provoca la revuelta de las diez tribus norteñas bajo Jeroboán en 997 a.E.C. No obstante, los sacerdotes y levitas de ambos reinos se pronuncian por Rehoboam y ponen la lealtad al pacto del Reino por encima del nacionalismo. Rehoboam pronto abandona la ley de Jehová, y Sisaq el rey de Egipto invade el país, irrumpe en Jerusalén y despoja de sus tesoros a la casa de Jehová. ¡Qué lamentable es que, poco más de 30 años después de su construcción, se despoje de su gloria a aquellos edificios tan bellamente decorados! La razón es esta: la nación se ha “portado infielmente para con Jehová”. Justamente a tiempo Rehoboam se humilla, de modo que Jehová no arruina por completo la nación.
3- (2Cr 13:18).Al morir Rehoboam, uno de sus 28 hijos, Abías, es hecho rey. El reinado de tres años de Abías se caracteriza por la guerra sangrienta con Israel, el reino del norte. Judá está superado en proporción de dos a uno: son 400.000 soldados contra los 800.000 bajo Jeroboán. Durante las batallas tremendas que vienen después, los guerreros de Israel disminuyen a menos de la mitad, y medio millón de adoradores de becerros son destruidos. Los hijos de Judá resultan superiores porque se apoyan “en Jehová el Dios de sus antepasados”.
4- (2Cr 14:11).El sucesor de Abías es su hijo Asá. Asá es defensor de la adoración verdadera. Lucha para limpiar de la adoración de imágenes al país. Pero, ¡mire!, una abrumadora fuerza militar de un millón de etíopes amenaza a Judá. Asá ora: “Ayúdanos, oh Jehová nuestro Dios, porque de veras nos apoyamos en ti, y en tu nombre hemos venido contra esta muchedumbre”. Jehová responde dándole una victoria aplastante.
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