lunes, 30 de noviembre de 2015

2 Crónicas 6 a 9

1) 2 Crónicas  6:4). El agradecimiento sincero por la bondad amorosa y la benignidad de Jehová debe impulsarnos a bendecirlo, es decir, a alabarlo con afecto y gratitud.

 2) 2 Crónicas  6:13) En tiempos bíblicos era habitual “extender las palmas de las manos” hacia el cielo para orar.

 3) 2 Crónicas  6:18-21). Si bien ningún edificio puede contener a Dios, el templo sería el núcleo de la adoración a Jehová.  Así              mismo, los Salones del Reino de los Testigos de Jehová son hoy día el núcleo de la adoración verdadera en la comunidad.

 4) 2 Crónicas  6:19, 22, 32). Jehová sería accesible a todos: desde el rey hasta los miembros más humildes de la nación,e incluso   al extranjero que de veras lo buscara (Salmo 65:2).

5) 2 Crónicas 6:29, 30) El sabio rey Salomón oró a Dios diciendo: “Solo tú mismo conoces bien el corazón de los hijos de la humanidad”. Salomón confiaba en que Él     no solo nos conoce, sino que se interesa por nosotros individualmente. Por eso le pidió que ‘oyera desde los cielos’ y que contestara las oraciones de las personas temerosas de él que le revelaran “su propia plaga y su propio dolor” .

Hoy, Jehová Dios sigue interesándose por nosotros y nos invita a dirigirnos a él en oración (Salmo 50:15). Él promete contestar las oraciones sinceras que armonicen con su voluntad      (Salmo 55:16, 22; Lucas 11:5-13; 2 Corintios 4:7). Sí, Jehová escuchará “sea cual fuere la oración, sea cual fuere la petición de favor que se haga de parte de cualquier hombre o de todo [su] pueblo”. Por ello, si confiamos en Dios, pedimos su ayuda y nos acercamos a él, recibiremos su amoroso cuidado y guía (Proverbios 3:5, 6). El escritor bíblico Santiago nos asegura: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes” (Santiago 4:8).


6) 2 Crónicas  6:29-31 ) Salomón le rogó a Jehová que oyera la oración de las personas sinceras que se dirigieran a él para darle
   a conocer “su propia plaga y su propio dolor”. ¿Cómo reaccionaría Dios ante estas oraciones? Salomón estaba seguro de que no solo oiría las súplicas de los afligidos, sino que también las contestaría. ¿Por qué? Porque Jehová de verdad conoce lo que hay en “el corazón de los hijos de la humanidad”.    Así mismo, nosotros podemos acercarnos a Jehová en oración para hablarle de “[nuestra] propia plaga y [nuestro] propio dolor”, de todo lo que nos causa aflicción. Y nos consuela saber que él nos entiende y que se preocupa por nosotros. El apóstol Pedro lo confirmó con estas palabras: “[Echen] sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes” (1 Ped. 5:7). Así es, a Jehová le importa lo que nos pasa. Jesús resaltó así la ternura con la que su Padre nos cuida: “¿No se venden dos gorriones por una  moneda de poco valor? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin el conocimiento de su Padre. Mas los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. Por lo tanto, no tengan temor: ustedes valen más que muchos gorriones” (Mat. 10:29-31).

7) 2 Crónicas 7:14) Jehová dijo que si un pecador ‘se humilla y ora y busca su rostro y se vuelve de sus malos caminos, entonces él mismo    oirá desde los cielos y perdonará su pecado’.‘Buscar el rostro de Dios’ quiere decir acercarse a él en oración, confesar el error y suplicar perdón. Quizás no sea fácil, pero sin duda   sentirás un gran alivio al hacerlo. El salmista declaró: “Cuando me quedé callado, se me gastaron los huesos por mi gemir todo el día. Porque día y noche tu mano estaba pesada sobre mí. [...] Por fin te confesé mi pecado, y no encubrí mi error”. (Salmo 32:3-5.)


8) 2 Crónicas  9:12) Cuando la reina de Seba viajó a Jerusalén para visitar al rey Salomón, quedó impresionada por la sabiduría que este había recibido de Dios, y pronunció felices a sus siervos por poder oír al más sabio de los hombres y beneficiarse de su saber. Tanto le impresionó, que regaló a Salomón 120 talentos de oro (unos 50 millones de dólares), así como piedras preciosas y costoso aceite balsámico. Puede ser que redujera el tesoro de su pequeño reino de modo considerable, pero sin duda experimentó el gozo de dar. Salomón también experimentó este gozo, puesto que, a su vez, le dio regalos cuyo valor, por lo visto, excedió el de los tesoros que ella le había obsequiado.  Los cristianos primitivos dieron regalos o contribuciones a favor de sus hermanos necesitados. El apóstol Pablo escribió de los cristianos de Macedonia y Acaya, quienes, aunque eran pobres, dieron más de lo que  podían a favor de sus hermanos necesitados de Judea. “Han tenido gusto en hacerlo”, dijo Pablo. (Romanos 15:26, 27.)


9) 2 Crónicas 9:23).Durante el glorioso reinado de Salomón, “todos los reyes de la tierra” que oyeron de él fueron a visitarle. Sin embargo, la Biblia solo menciona por nombre a uno de esos gobernantes: la reina de Seba. Ella hizo un gran sacrificio. Pero fue recompensada abundantemente, tanto que al término de su visita “quedó atónita y como fuera de sí”. En el futuro, Jehová, el mayor Rey y Dador, hará mucho más de lo que pudo hacer Salomón en favor de aquellos que se sacrifican por Él. Estos también ‘quedarán atónitos y como fuera de sí’, pues Jehová no solo los conservará con vida a través de su imponente día de juicio, sino que después ‘abrirá su mano y satisfará el deseo de toda cosa viviente’ (Salmo 145:16).


10) 2 Crónicas 9:29) Se atribuye a Natán un relato sobre “los asuntos de Salomón” eso indica que, con toda probabilidad, continuó sirviendo en la corte después de la muerte de David. Gran parte de lo que sabemos del profeta Natán quizás lo escribiera él mismo. No obstante, el hecho de que guardara silencio en cuanto a algunos asuntos es muy revelador. Obviamente fue un historiador que no ambicionó fama o prestigio. Según cierto diccionario bíblico, en las Escrituras “no se dan indicaciones de su origen”. Y tampoco sabemos nada sobre su vida personal.  Por los pocos detalles que se dan en la Biblia sobre Natán, está claro que fue un humilde pero enérgico defensor de las disposiciones divinas, y Jehová le encomendó grandes responsabilidades. Hacemos bien en meditar en las cualidades de Natán, como la lealtad a Dios y el profundo aprecio por sus normas, y esforzarnos por imitarlas.Es improbable que alguno de nosotros deba reprender a algún rey adúltero o frustrar un golpe de estado. Pero, con la ayuda divina, sí podemos ser leales a Jehová y sostener sus justas normas. También podemos enseñar la verdad y defender la adoración pura con valor, y a la vez con tacto.

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