2)1 Crónicas 13:5. ¿Qué es “el río de Egipto”? Aunque hay quienes han dicho que esta expresión alude a un brazo del río Nilo, el consenso general es que se refiere al “valle torrencial de Egipto”, un largo desfiladero que señalaba la frontera sudoeste de la Tierra Prometida (Números 34:2, 5; Génesis 15:18).
3)1 Crónicas 13:11. En vez de enojarnos con Jehová y culparlo por nuestros fracasos, debemos analizar la situación para determinar la verdadera causa. Con seguridad eso fue lo que hizo David. Aprendió de su error y más tarde llevó el Arca a Jerusalén sin contratiempos utilizando el medio adecuado.
4)1 Crónicas 14:10, 13-16. Antes de tomar cualquier decisión que pueda influir en nuestra espiritualidad, siempre debemos orar a Jehová y buscar su dirección.
5)1 Crónicas 15:1-14). David quiso llevar el arca del pacto a Jerusalén. Para ello, esta se colocó en un carruaje conducido por Uzah y su hermano. La Biblia dice: “Gradualmente llegaron hasta la era de Nacón, y Uzah ahora alargó la mano al arca del Dios verdadero y la agarró, porque las reses vacunas casi causaron un vuelco. Ante aquello, la cólera de Jehová se encendió contra Uzah, y el Dios verdadero lo derribó allí por el acto irreverente, de modo que murió allí cerca del arca del Dios verdadero”. Unos meses después se transportó el Arca sin incidentes siguiendo las instrucciones que Dios había dado, es decir, cargándola sobre los hombros de levitas qohatitas (2 Samuel 6:6, 7; Números 4:15; 7:9) Puede que alguien piense: “¿Por qué actuó Jehová con tanta contundencia? Uzah solo trataba de proteger el Arca”. Hay ciertos detalles que conviene tener en cuenta a fin de no llegar a una conclusión equivocada.
Tenemos que recordar que es imposible que Jehová actúe injustamente (Job 34:10). Hacerlo no sería amoroso de su parte, y sabemos por nuestro estudio de toda la Biblia que “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Además, las Escrituras dicen respecto a Él: “Justicia y juicio son el lugar establecido de tu trono” (Salmo 89:14). Así que, ¿cómo podría Jehová actuar injustamente en alguna ocasión? Si lo hiciera, estaría socavando el fundamento mismo de su soberanía.
Recordemos que Uzah no desconocía los mandamientos de Dios. El Arca estaba relacionada con la presencia de Jehová. La Ley estipulaba que no debían tocarla personas no autorizadas y advertía explícitamente que los infractores serían castigados con la muerte (Números 4:18-20; 7:89). Por lo tanto, el traslado de este cofre sagrado no era una tarea que se pudiera tomar a la ligera. Aunque Uzah no era sacerdote, al parecer era levita, por lo que debía conocer bien la Ley. Además, unos años atrás el Arca se había llevado a la casa de su padre para guardarla en lugar seguro (1 Samuel 6:20–7:1). Había permanecido allí unos setenta años, hasta que David decidió trasladarla. De modo que Uzah seguramente había estado al tanto de las leyes relativas al Arca desde que era pequeño.
Como ya se mencionó, Jehová puede leer los corazones. Dado que su Palabra califica de “acto irreverente” lo que hizo Uzah, es posible que Jehová viera alguna motivación egoísta que no se revela expresamente en el relato. ¿Era tal vez un hombre insolente, propenso a tomarse demasiadas atribuciones? (Proverbios 11:2.) ¿Pudiera ser que se creyera muy importante al llevar delante de todos el Arca que su familia había guardado en la intimidad? (Proverbios 8:13.) ¿Tenía tan poca fe que pensó que la mano de Jehová era muy corta para sujetar el cofre sagrado que simbolizaba Su presencia? Sea como fuere, podemos estar convencidos de que Jehová hizo lo que era justo. Probablemente vio algo en el corazón de Uzah que lo llevó a ejecutar Su sentencia con rapidez (Proverbios 21:2).
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