lunes, 10 de agosto de 2015
1 Reyes 21-22
1-(1 Reyes 21:3). Hay quien piensa que Nabot fue terco y temerario. Pero en realidad estaba obedeciendo la Ley de Jehová, que prohibía la venta definitiva de la herencia familiar (Levítico 25:23-28). Para Nabot era inconcebible violar las leyes de Dios. Además, requirió fe y valor, pues sabía el riesgo que significaba no acceder a la petición del rey.
2-(1 Reyes 21:4-14). Hoy día a menudo se observan espantosas injusticias, a veces incluso cometidas por individuos poderosos que dicen representar a Dios. Pero este relato nos infunde aliento, pues nos recuerda que no hay nada que esté oculto a Jehová. Él lo ve todo (Hebreos 4:13). Cuando Jezabel vio a su marido haciendo un berrinche como si fuera un niño malcriado, tejió una trampa para conseguirle lo que Acab quería y, de paso, destruiro a una familia justa. Es difícil leer sobre su plan sin estremecerse ante tal crueldad. La reina Jezabel sabía que la Ley de Dios exigía un mínimo de dos testigos para darle validez a una acusación grave (Deuteronomio 19:15). Así que, en nombre de Acab, envió cartas a los ancianos de Jezreel pidiéndoles que consiguieran dos hombres que estuvieran dispuestos a acusar a Nabot de blasfemia, delito que se penaba con la muerte. Su plan funcionó a la perfección. Dos "individuos que no servían para nada" declararon en falso contra Nabot, y este fue apedreado. Pero no solo eso: ¡sus hijos también fueron asesinados! ( Levítico 24:16) Acab le cedió el papel de cabeza de familia a su esposa, la dejó a rienda suelta y ella destruyó a aquellos inocentes.
3- (1 Reyes 21:20) Las palabras de Acab reflejaron su insensatez por dos razones. En primer lugar, al decirle a Elías "Has vuelto a encontrarme", demostró su ceguera espiritual. Jehová ya lo había encontrado. Lo había visto hacer algo malo a sabiendas y alegrarse por el resultado del malvado plan de su esposa. Dios examinó su corazón y vio que el amor a lo material había eclipsado todo sentido de compasión y justicia. En segundo lugar, al decirle a Elías "enemigo mío", demostró que odiaba a un hombre que era amigo de Jehová, un hombre que hubiera podido ayudarlo a volverse de su mal camino.
Tenemos mucho que aprender de la insensatez de Acab. Nunca debemos olvidar que Jehová lo ve todo. Él es nuestro Padre y nos ama. Por eso desea de corazón que retomemos el buen camino si nos hemos desviado de él. Nos ayuda por medio de sus amigos, hombres fieles como Elías a quienes utiliza para transmitir sus palabras. Sería un grave error verlos como enemigos (Salmo 141:5).
4- (1 Reyes 21:20-26). Elías le dijo a Acab: "Te he hallado". Él sabía la clase de persona que era el rey: un ladrón, un asesino y un rebelde. ¡Cuánto valor demostró el profeta al hacerle frente a un hombre tan perverso! A continuación, Elías le informó a Acab la sentencia divina. Jehová había visto que la maldad de la familia de Acab estaba infectando a la nación, así que había decidido barrerlos a todos. Y en cuanto a Jezabel, ella también recibiría su merecido. Elías no creía que la gente puede hacer cosas malas y salirse con la suya. Hoy día es fácil pensar así. No obstante, este relato de la Biblia nos recuerda que Jehová lo ve todo y que siempre hace justicia en el momento preciso. Su Palabra nos asegura que llegará el día en que pondrá fin a la injusticia de una vez por todas (Salmo 37:10, 11).
5- (1 Reyes 21:27). "¿Es inflexible Dios al juzgar, o puede mostrar misericordia?". Es probable que esta reacción haya sorprendido a Elías. ¿Se habría arrepentido el rey? Por lo menos podemos decir que dio pasos en la dirección correcta. Acab se humilló, lo cual no debió de ser fácil para un hombre tan orgulloso y arrogante como él. ¿Pero fue sincero? Para responder, veamos el caso de un rey posterior que al parecer superó a Acab en maldad: Manasés. Cuando Jehová castigó a Manasés, este se humilló y le suplicó su ayuda. Pero no se detuvo allí. Le dio un giro de 180 grados a su vida, destruyó los ídolos que había fabricado, se esforzó por servir a Jehová e incluso animó al pueblo a seguir su ejemplo (2 Crónicas 33:1-17). ¿Reaccionó de igual modo Acab? Lamentablemente no.
6- (1 Reyes 21:29). ¿Estaba perdonando Jehová al rey? No. Solo si realmente se hubiera arrepentido habría sido digno de su misericordia (Ezequiel 33:14-16). Pero como por lo menos mostró cierto grado de pesar, Jehová le mostró cierto grado de compasión. El rey no sufriría el espantoso trauma de ver aniquilada a su familia entera. Lo que no cambió fue el veredicto de Jehová contra el propio Acab. A los pocos días, Dios consultó con sus ángeles la mejor manera de engañarlo para que participara en una batalla que le costaría la vida. Poco después se ejecutó la sentencia; Acab fue herido en batalla y murió desangrado en su carruaje.
7- (1 Reyes 22:34-38). Las palabras de Jehová que Elías le transmitió a Acab se cumplieron a la vista de todos: "En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán tu sangre".Para Elías, Eliseo y los demás siervos fieles de Dios, el final de Acab es un tranquilizador recordatorio de que Jehová no olvidó el valor y la fe de Nabot. Puede ser más tarde o más temprano, pero el Dios de la justicia nunca deja sin castigo a los malos. También es consolador saber que, si el caso lo amerita, su misericordia lo mueve a reducir la severidad del castigo (Números 14:18). ¡Qué valiosa lección para Elías, un hombre que tuvo que soportar por décadas la tiranía de un rey perverso! ¿Ha sido usted víctima de alguna injusticia? ¿Le gustaría que Dios interviniera? Pues imite el ejemplo de Elías, quien siguió proclamando junto con su fiel compañero, Eliseo, los mensajes de Dios y se mantuvo firme ante la injusticia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Que bueno este Renato queremos ser fiel
ResponderEliminar