lunes, 20 de julio de 2015

1 Reyes 12 a 14


1-(1 Reyes 12:4, 10, 11.) Cuando una delegación solicitó al rey Rehoboam que aligerara la carga de servicio que su padre Salomón les había impuesto, sus consejeros jóvenes recomendaron al rey que respondiera que ‘su meñique sería más grueso que las caderas de su padre’; esta metáfora significaba que habría de poner una carga mucho más pesada sobre ellos. La palabra hebrea mencionada en esta ocasión para "meñique" proviene de una raíz que significa "ser pequeño; chico o menor".

Jesucristo usó una ilustración similar para referirse al arrogante despotismo de los escribas y fariseos. Con el fin de mostrar que estos líderes no estaban dispuestos a prestar ayuda al pueblo agobiado ni aun en lo más mínimo, Jesús dijo: "Atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos mismos ni con el dedo quieren moverlas". (Mt 23:2-4.) En otra de sus metáforas, Jesús habló de un "hombre rico" que deseaba que Lázaro hiciese por él siquiera un mínimo favor: llevarle unas gotas de agua en "la punta de su dedo", una petición que tenía como propósito alejar a Lázaro de su posición favorecida con Abrahán. (Lu 16:22, 24.)


 
2-(1 Reyes 12:5, 12) En algunas ocasiones los hebreos usaban la expresión ‘día y noche’ para referirse solo a una parte de un día solar de veinticuatro horas. Rehoboam pidió a Jeroboán y a los israelitas que se "[fueran] por tres días" y después volviesen a él. Prueba de que no se refería a tres días completos de veinticuatro horas, sino a tres días incompletos, está en el hecho de que la gente volvió a él "al tercer día". En Mateo 12:40 se da el mismo significado a los "tres días y tres noches" que Jesús estuvo en el Seol. Como muestra el registro, fue levantado a la vida al "tercer día". Los sacerdotes judíos entendieron claramente que este era el significado de las palabras de Jesús, ya que cuando quisieron impedir su resurrección, citaron sus palabras: "Después de tres días he de ser levantado", y luego solicitaron a Pilato que emitiera una orden para que "se [asegurara] el sepulcro hasta el día tercero". (Mt 27:62-66; 28:1-6; nótense otros ejemplos en Gé 42:17, 18; Est 4:16; 5:1.)


 
3- (1 Reyes 12:11, 14 El rey Rehoboam constrastó su futuro gobierno con el de su padre, Salomón, utilizando la metáfora del castigo más severo administrado con azotes de puntas agudas en comparación con el del látigo. (La palabra hebrea para "azotes" [ʽaq·rab·bím] significa literalmente "escorpiones"; el instrumento debió ser una especie de látigo con nudos, o con púas en un extremo semejantes al aguijón de un escorpión, o tal vez con espinos.)




 


4- (1Reyes 12:13, 14) Cuando tomemos decisiones importantes en la vida, debemos buscar el consejo de personas maduras que conozcan bien las Escrituras y que tengan en gran estima los principios divinos.


 
5- (1 Reyes 12:28-30) Hoy es posible demostrar que la astrología estaba muy ligada al culto a Mólek, un dios al que a veces se representaba con la cabeza de un toro. Los babilonios, los cananeos, los egipcios y otros pueblos le rindieron culto al toro en representación de deidades como Marduk, Mólek y Baal. Además, el toro fue uno de los signos más importantes del zodiaco: Tauro. Era frecuente que al dios-sol se le encarnase en la figura de un toro: sus cuernos representaban los rayos solares, y su vitalidad procreadora, la facultad "vivificante" del Sol. Por otra parte, la vaca recibía la misma honra como símbolo de Istar o Astarté. Por consiguiente, cuando Aarón y, más tarde, Jeroboán, introdujeron en Israel el culto al toro (o al becerro), a los ojos de Jehová fue un pecado muy grave


 
6- (1 Reyes 12:26-28.) El primer rey del reino de diez tribus, Jeroboán, temía que sus súbditos se sublevasen y se volviesen a la casa de David si continuaban subiendo a Jerusalén para adorar, de modo que mandó que se hiciesen dos becerros de oro. El registro bíblico no dice hasta qué grado influyeron en su decisión de representar a Jehová mediante un becerro factores como los siguientes: la adoración de estos animales practicada antes en Israel, lo que él mismo había observado en Egipto (1Re 12:2) o la religión de los cananeos y otros pueblos, que solían representar a sus dioses de pie sobre un toro u otros animales.

Colocó uno de los becerros en la ciudad de Dan, situada en el extremo septentrional del país, y el otro, en Betel, a unos 17 Km. al N. de Jerusalén, y les dijo a sus súbditos que era un esfuerzo demasiado grande ir a Jerusalén para adorar y que el becerro representaba al Dios que los había liberado de Egipto. (Compárese con Éx 32:8.)


 
7- (1 Reyes 12:26, 31-33.) Después del éxodo de Egipto, Bul llegó a ser el octavo mes del calendario sagrado, y fue durante este mes cuando Salomón terminó la construcción del templo de Jerusalén. (1Re 6:38.) Jeroboán, el fundador del reino separatista septentrional de Israel, arbitrariamente hizo de Bul un mes festivo con el fin de que el pueblo se olvidara de Jerusalén y sus fiestas


 
8- (1 Reyes 13:1, 2). "HUESOS DE HOMBRES QUEMARÁ SOBRE TI": ¿Quién se atrevería a predecir con trescientos años de anticipación que un hombre quemaría huesos humanos en un altar, así como su nombre, la familia de la que provendría y la ciudad donde estaría ese altar? Si una profecía tan extraña como esta se cumpliera, sin duda su autor se haría famoso. El portavoz de Dios dijo que un descendiente del rey David, de nombre Josías, quemaría huesos de hombres sobre un altar en la ciudad de Betel. Tres siglos más tarde llegó al trono un descendiente de David, Josías, un nombre poco común en aquella época. Tal como se predijo, él "tomó los huesos de las sepulturas y los quemó sobre el altar" de Betel (2 Reyes 23:14-16). ¿Es posible que alguien hubiera dado una profecía con tantos detalles sin la ayuda de un ser superior?

Josué, líder de Israel, les dijo a los israelitas algo que ellos ya conocían: "Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una sola palabra de ellas ha fallado" (Josué 23:1, 2, 14). Así es, los israelitas sabían que las promesas y profecías de Dios se cumplen. ¿Por qué tiene tanto éxito? Porque su manera de actuar es muy diferente a la de los hombres. Saber esto es importante, ya que algunas de las profecías de Dios que todavía no se han cumplido cambiarán nuestro futuro para siempre.




 


9- (1 Reyes 13:7-10). ¿Qué debe hacer el profeta? ¿Debe rechazar la invitación del rey, puesto que acaba de entregarle un mensaje condenatorio? (Sal. 119:113.) ¿O debe aceptarla, ya que el rey parece estar arrepentido? Jeroboán tiene los medios para ofrecer regalos costosos a sus amigos. Si el profeta de Dios abriga en su corazón el deseo de tener cosas materiales, la oferta del rey seguramente le resultará muy tentadora. No obstante, Jehová le ha ordenado al profeta: "No debes comer pan ni beber agua, y no debes regresar por el camino que fuiste". Así pues, el profeta responde con firmeza: "Aunque me dieras la mitad de tu casa no iría contigo ni comería pan ni bebería agua en este lugar". Acto seguido, el profeta se va de Betel por otro camino (1 Rey. 13:8-10). ¿Qué nos enseña acerca de la lealtad la decisión del profeta? (Rom. 15:4.)

Aunque no lo parezca, el materialismo pone a prueba nuestra lealtad. ¿Confiamos en la promesa de Jehová de suministrarnos lo que necesitamos? (Mat. 6:33; Heb. 13:5.) ¿Podemos vivir sin ciertas comodidades o lujos? ¿O hacemos lo que sea por obtenerlos, aunque por el momento no estén a nuestro alcance? (Léase Filipenses 4:11-13.) ¿Nos sentimos tentados a sacrificar la oportunidad de hacer más en el servicio de Jehová con tal de conseguir ahora lo que queremos? ¿Ocupa el servicio leal a Jehová el primer lugar en nuestra vida? Las respuestas dependerán en gran medida de si servimos a Dios de todo corazón o no. El apóstol Pablo escribió: "Es un medio de gran ganancia, esta devoción piadosa junto con autosuficiencia. Porque nada hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna. Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas" (1 Tim. 6:6-8).




 


10- (1 Reyes 13:11-18). ¿Qué dice la Biblia sobre los que actúan con engaño, y a quiénes causan daño? Sin importar cuáles hayan sido las intenciones del anciano, el caso es que mintió. Puede que en el pasado hubiera sido un profeta fiel, pero en esa ocasión actuó con engaño, lo cual se condena enérgicamente en la Biblia (léase Proverbios 3:32). Quienes se valen de mentiras se causan daño espiritual a sí mismos y en muchos casos también se lo causan a otras personas.


 
11- (1Reyes 13:11-24) Cualquier consejo o recomendación que parezca cuestionable, aunque provenga de un compañero cristiano sincero, debe compararse con los sensatos consejos de la Palabra de Dios (1 Juan 4:1).




 


12- (1 Reyes 13:19-25.) ¿Cómo respondió el profeta de Dios a la invitación del anciano, y cuál fue el resultado? El profeta de Judá debería haberse dado cuenta de que el anciano lo estaba engañando. Debería haberse preguntado: "Si Jehová quisiera darme nuevas instrucciones, ¿por qué habría de enviar un ángel a hablar con otra persona?". Además, podría haberle pedido a Jehová que le aclarara el asunto, pero las Escrituras no dicen que lo hiciera. Lo que dicen es que "regresó con [el anciano] para comer pan en su casa y beber agua". A Jehová le disgustó que lo hiciera. Cuando el profeta finalmente emprendió el regreso a Judá, se encontró con un león y este lo mató. ¡Qué forma tan trágica de terminar su carrera como profeta!


En el caso del profeta de Judá, la Biblia no explica por qué no consultó a Jehová antes de irse con el profeta anciano a comer y beber en su casa. Tal vez este le dijo precisamente lo que quería oír. ¿Qué aprendemos de este relato? Que debemos resolvernos a obedecer los mandatos de Jehová pase lo que pase, con la plena convicción de que todo lo que nos pide es justo.

Hay algunos que, a la hora de recibir consejos, solo escuchan lo que les interesa. Imaginemos que a un publicador le ofrecen un trabajo que le quitaría parte del tiempo que dedica a su familia y a las actividades teocráticas. Cuando le pide consejo a un anciano, lo primero que este le dice es que los ancianos no pueden decidir por él cómo mantener a su familia, y a continuación le señala los daños espirituales que puede sufrir si acepta tal trabajo. ¿Se concentrará el hermano solo en los comentarios iniciales del anciano, o reflexionará también en lo que le dijo después? Obviamente, a lo que debe darle más importancia es al efecto que su decisión tendrá en su espiritualidad.
 


13- (1 Reyes 14:1, 10-13.) Cuando el Creador inspecciona el corazón, lo somete a una criba minuciosa en busca de elementos positivos. Así, al decretar la ejecución de la dinastía apóstata del rey Jeroboán, dispuso que uno de sus hijos, Abías, recibiera digna sepultura. ¿Por qué razón? "Algo bueno para con Jehová el Dios de Israel se ha hallado en él." Figurativamente, Dios pasó por un cedazo lo que había en el corazón del joven y encontró "algo bueno". Por pequeño o insignificante que fuera lo que halló en aquel miembro de la casa apóstata, vio oportuno incluir este hecho en su Palabra, y hasta lo recompensó mostrándole cierto grado de misericordia.

Al igual que los buscadores de oro tiran la gravilla inútil y se quedan con las valiosas pepitas, cuando Dios somete a un cernido lo que hay en nuestro corazón, desecha esos errores y guarda nuestras virtudes y buenas obras. ¿Hemos notado que algunos padres conservan con cariño los dibujos o los trabajos escolares de sus hijos, a veces años después de que estos los han olvidado? Pues no hay padre más amoroso que Jehová. Mientras le seamos fieles, nunca olvidará nuestras buenas acciones y cualidades. De hecho, considera que si lo hiciera, obraría con injusticia, algo imposible para él (Hebreos 6:10).


Jehová nos inspecciona y busca lo bueno en nosotros. Sin importar lo insignificante que sea ese elemento positivo, él puede hacerlo crecer a medida que procuramos servirle de toda alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario