martes, 14 de julio de 2015

1 Reyes 9 a 11

1- (1 Rey 9:4)  Aunque David fue ejemplar en muchos sentidos, a lo largo de su vida cometió varios pecados graves (2 Sam. 11:2-4, 14, 15, 22-27; 1 Crón. 21:1, 7). Sin embargo, en cada caso demostró su arrepentimiento. Con todo puede decirse que anduvo con Dios “con integridad de corazón”. ¿Por qué? Porque siempre trató de actuar en armonía con la voluntad divina.

“Examíname, oh Jehová, y ponme a prueba; refina mis riñones y mi corazón” (Salmo 26:2). ¿Acaso creía David que sus actos y palabras eran tan puros que no tenía nada que temer si Jehová lo ponía a prueba? ¡Claro que no! Como todos nosotros, David era imperfecto y, por tanto, incapaz de cumplir a la perfección las normas de Dios. Sus debilidades le llevaron a cometer varios pecados graves, pero aun así “anduvo [...] con integridad de corazón” (1 Reyes 9:4). ¿Cómo logró hacerlo? Aceptando la censura y corrigiendo su forma de actuar. Así demostró que amaba de verdad a Jehová y que su devoción a él era absoluta.

¿Qué hay de nosotros? Jehová sabe que somos imperfectos y pecamos de palabra y obra. Sin embargo, él no utiliza su capacidad de ver el futuro para marcar el rumbo de nuestra vida. En su gran bondad,

A pesar de nuestra imperfección, podemos conservar el favor de Jehová. Con ese fin, estudiemos con empeño su Palabra, reflexionemos en lo aprendido y actuemos con decisión según lo que hemos guardado en el corazón. Así haremos nuestra la humilde solicitud que el salmista le hizo a Jehová: “Enséñame a hacer tu voluntad”.


2- (1Reyes 9:10-13). ¿Estaba en armonía con la Ley mosaica el que Salomón regalara veinte ciudades de la tierra de Galilea a Hiram, el rey de Tiro?

 Puede que el mandato de la Ley que se expone en Levítico 25:23, 24 solo fuera aplicable a la zona ocupada por los israelitas. Es posible que las tierras que Salomón dio a Hiram hayan estado habitadas por no israelitas, aunque se hallaban dentro de los límites de la Tierra Prometida (Éxodo 23:31).

La acción de Salomón pudiera ser una indicación de que él no estaba cumpliendo por completo con la Ley, como cuando ‘aumentó para sí caballos’ y tomó muchas esposas (Deuteronomio 17:16, 17). Sea como fuere, Hiram no estaba contento con el regalo. Quizás los habitantes paganos de dichas ciudades las tenían en malas condiciones, o tal vez estaban en una ubicación poco conveniente.


 3- (1Reyes 10:29). La arqueología confirma la veracidad de la Biblia. Jeremías, escritor de los dos libros de los Reyes, incluyó detalles específicos sobre el comercio de caballos y carros de guerra que mantuvo el rey Salomón con los egipcios y los hititas. La Biblia explica que un carro de guerra costaba “seiscientas piezas de plata, y un caballo [...] ciento cincuenta”, es decir, la cuarta parte del precio de un carro.

Según el libro Archaeology and the Religion of Israel, tanto los escritos del historiador griego Herodoto como los hallazgos arqueológicos confirman que hubo un intenso comercio de caballos y carros de guerra durante el reinado de Salomón. De hecho, el libro señala que “se estableció una tasa estándar de intercambio de cuatro [...] caballos por un carro egipcio”, proporción que confirma la mencionada en la Biblia.



4- (1Reyes 11:4) ¿Se hizo infiel Salomón en su vejez debido a la senilidad?
No parece que esa haya sido la razón. Salomón era bastante joven cuando empezó a gobernar, y aunque fue rey durante cuarenta años, no llegó a una edad muy avanzada. Además, no dejó de adorar a Jehová por completo. Aparentemente intentó practicar alguna forma de unión de fes.


5- (1Reyes 11:9-14, 23, 26) Cuando Salomón se hizo desobediente en sus últimos años, Jehová levantó opositores contra él. Recordemos el principio: “Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes”, dice el apóstol Pedro (1 Pedro 5:5).


6- (1Reyes 11:30-40) El rey Salomón procuró matar a Jeroboán por lo que Ahíya había profetizado acerca de este. ¡Qué diferente había sido la reacción del rey unos cuarenta años atrás, cuando rehusó vengarse de Adonías y los demás conspiradores! (1 Reyes 1:50-53.) Este cambio de actitud fue el resultado de haberse alejado de Jehová.


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