martes, 21 de abril de 2015

1 Samuel 23 a 25

1) 1 Samuel 23:17: El gran amor que Jonatán sentía por David hizo que aceptara con humildad lo que comprendía que era la voluntad de Dios respecto al sucesor de su padre como rey de Israel.

2) 1 Samuel 24:1-5 En este relato no aparece la palabra conciencia, sin duda el dolor que sintió David no era otra cosa que el efecto de su propia conciencia. De igual modo, a todos nos remuerde a veces la conciencia. Actuamos de cierta forma y más tarde sentimos desasosiego y preocupación. La conciencia mortifica tanto a algunas personas que las lleva a pagar los impuestos que evadieron en su día, o a confesar en algún momento a su cónyuge que cometieron adulterio (Hebreos 13:4). Sin embargo, cuando uno obra en armonía con su conciencia, siente paz y satisfacción.

La Biblia indica que la conciencia es la facultad que tenemos de contemplar y evaluar personalmente nuestras acciones. Por decirlo así, es una voz interior que nos señala si determinada conducta está bien o está mal. Pablo se refirió a su propia voz interior al decir: "Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo" (Romanos 9:1). Pues bien, esta voz tal vez nos hable por adelantado cuando vayamos a tomar decisiones que tengan implicaciones morales. En tal caso, la conciencia pudiera ayudarnos a evaluar los actos futuros y mostrarnos cómo nos sentiríamos si los lleváramos a cabo. Pero es más frecuente que la conciencia entre en juego después que uno ha actuado.

 

3) 1 Samuel 25:20, 23). Abigail se disculpó y, de forma muy emotiva, le imploró que tuviera misericordia de su esposo y su casa. Asumió la culpa por el error de Nabal y le pidió a David que la perdonara. Después reconoció que su esposo era tan insensato como su propio nombre lo indicaba. Con estas palabras, quizá le diera a entender que no valía la pena que se rebajara a castigarlo.

 

4)1 Samuel 25:24-31) Abigail demostró que veía a David como un representante de Dios al afirmar que él peleaba "las guerras de Jehová". También conocía la promesa divina de convertir a David en rey, iIncluso le dijo a David que no manchara sus manos de sangre, un error que luego molestaría o haría "trastabillar" su conciencia (¡Qué sabias y conmovedoras palabras!



5) 1 Samuel 25:32-35).David alabó a Abigail por tener el valor de ir a buscarlo sin demora, y admitió que ella le había impedido cometer un grave pecado. "Sube en paz a tu casa", dijo. Y humildemente añadió: "He escuchado tu voz".

 

6) 1 Samuel 25:36-38 )Abigail debía informar a Nabal del regalo que les había llevado a David y sus hombres para evitar la matanza. Al fin y al cabo, tenía derecho a saberlo. Como habría sido una deshonra para él enterarse por otra fuente de lo que había hecho su esposa, ella misma decidió contárselo todo. Sin embargo, no pudo hacerlo al llegar, ya que Nabal estaba celebrando un regio banquete y se había emborrachado a más no poder.

Demostrando una vez más su buen juicio, Abigail decidió esperar a contárselo por la mañana, cuando los efectos del alcohol hubieran disminuido. Pero también demostró valor, pues aunque para entonces ya estaría sobrio y podría entender lo que le dijera, también habría más probabilidades de que estallara en cólera. Aun así, le contó lo que había pasado. Probablemente esperaba que él se pusiera furioso o incluso violento. Pero para su sorpresa, Nabal se quedó inmóvil, quieto "como una piedra" (1 Samuel 25:37).

¿Qué le pasó? Según el relato bíblico, su "corazón [...] llegó a estar muerto dentro de él". No sabemos si sufrió algún tipo de ataque. El caso es que murió diez días después, y no parece que se debiera únicamente a un problema de salud. La Biblia dice que "Jehová hirió a Nabal, de modo que murió" (1 Samuel 25:38). Así pues, el difícil matrimonio de Abigail llegó a su fin gracias al merecido castigo que Dios impuso a Nabal. Hoy día Jehová no interviene tan radicalmente. Sin embargo, este relato nos recuerda que a él no se le escapa ningún caso de tiranía o maltrato doméstico y que, a su debido tiempo, hará justicia.

  
7) 1 Samuel 25:39-42). Cuando David se enteró de que Nabal había muerto, le propuso matrimonio a Abigail mediante unos mensajeros. ¿Cómo respondió ella? "Aquí está tu esclava como sierva para lavar los pies de los siervos de mi señor", contestó. ¡Qué humildad! Al ofrecerse a realizar esta sencilla tarea, demostró que ni siquiera ante la perspectiva de ser la esposa de David se creía superior a los demás. Abigail actuó nuevamente con decisión y se presentó de inmediato ante David.

¿Significa esto que a partir de entonces su vida sería como un cuento de hadas? Desde luego que no, pues ser la esposa de David no siempre sería fácil. Él ya estaba casado con Ahinoam, así que Abigail seguramente se enfrentó a los mismos problemas que otras siervas de Dios que formaban parte de matrimonios polígamos. Además, a David todavía le quedaban muchos obstáculos y dificultades por superar antes de convertirse en rey. Con todo, la abnegada vida que Abigail llevó al lado de David a quien le dio un hijo se vio recompensada con el amor y la protección que él le brindó. En una ocasión incluso la rescató de unos malhechores que la habían secuestrado (1 Samuel 30:1-19). Está claro que David, al igual que Jehová Dios, sabía valorar la sensatez, la valentía y la fidelidad de una mujer.

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