Salmos 26-33
1-Sl 26:1) ¿Qé es la integridad, y qué implica andar en su senda? ¿Qué nos ayudará a seguir siendo íntegros?
El término integridad comunica la idea de ser recto, irreprochable, justo e intachable. Ser íntegro no solo implica hacer lo que es justo, sino manifestar rectitud moral o devoción a Dios con corazón completo. Satanás cuestionó los motivos de Job cuando le dijo a Jehová: “Para variar, sírvete alargar la mano, y toca hasta su hueso y su carne, y ve si no te maldice en tu misma cara” (Job 2:5). En efecto, además de actuar debidamente, hay que tener una motivación adecuada.
La egridad no exige perfección. El rey David era imperfecto y cometió faltas graves durante su vida; pese a todo, la Biblia dice que anduvo “con integridad de corazón” (1 Reyes 9:4). ¿Por qué? Porque amaba a Jehová con todo su corazón, admitió sin excusas sus errores, aceptó los consejos y corrigió su conducta. En efecto, la rectitud moral de David se percibe en la forma incondicional en que expresaba amor y devoción a su Dios, Jehová.
La integridad no se limita a cierto aspecto del comportamiento humano, como la devoción religiosa, sino que abarca todo aspecto de la vida. David ‘anduvo’ en su integridad. “El verbo andar da a entender ‘un modo o estilo de vida’.” Conlleva investigar constantemente para reconocer la voluntad de Jehová y andar en sus sendas. Andar en integridad exige fiel apego a Dios, aun en circunstancias desfavorables. Evidenciamos esta cualidad cuando soportamos pruebas, permanecemos firmes ante las adversidades o resistimos las tentaciones del mundo apartado de Dios.
2- Sl 26:2). Dado que los riñones figuran entre los órganos más inaccesibles de nuestro organismo, representan los pensamientos y sentimientos más íntimos. El corazón simboliza toda la persona interior, es decir, sus motivos, sentimientos e intelecto. Por esa razón, cuando David pidió a Jehová que lo examinara, le suplicó que escudriñara sus ideas y emociones más recónditas.
3-Sl 26:4, 5). David no se sentaba con los malvados. Aborrecía las malas compañías. ¿Y nosotros? ¿Nos negamos a sentarnos, por así decirlo, con los “hombres de falsedad” que aparecen en la televisión, el video, el cine, Internet u otros medios? ¿Evitamos a las personas que esconden lo que son? En nuestros trabajos o en clase hay quienes tal vez finjan ser nuestros amigos con malas intenciones. ¿Queremos entablar relaciones estrechas con quienes no andan en la verdad de Dios? Puede que, tras una fachada de sinceridad, los apóstatas también oculten su intención de apartarnos de servir a Jehová. ¿Y qué diremos de los miembros de la congregación cristiana que llevan una doble vida? También esconden lo que son en realidad.
Nos conviene evitar todo tipo de relación con quienes ocultan su identidad en las salas de charla en Internet, con compañeros de estudios o de trabajo que fingen ser nuestros amigos con malas intenciones, con los apóstatas que aparentan sinceridad y con quienes llevan una doble vida.
4-Sl 26:6) ¿De qué modo marchamos simbólicamente alrededor del altar de Jehová como hizo David? Este altar representa la voluntad de Jehová de aceptar el sacrificio de Jesucristo para redimir a la humanidad (Hebreos 8:5; 10:5-10). Nosotros marchamos alrededor del altar de Jehová al poner fe en ese sacrificio.
5-Sl 26:7,12). Debemos alabar públicamente a Jehová en las reuniones cristianas.
6- Sl 27:1-3) Pensar que Jehová es nuestra luz nos da valor . La metáfora “Jehová es mi luz” destaca el hecho de que él nos libera de la ignorancia y la oscuridad espirituales. En sentido literal, una luz puede revelar algún peligro u obstáculo que haya en nuestro camino. Sin embargo, no lo elimina, así que hemos de actuar en consonancia con lo que vemos. De igual modo, Jehová nos revela el significado básico de los sucesos mundiales, nos advierte de los peligros de este sistema de cosas y nos da principios bíblicos que siempre funcionan, pero debemos aplicar lo que aprendemos.
David debía de estar recordando que Jehová lo había salvado en ocasiones anteriores. Por ejemplo, lo libró “de la garra del león y de la garra del oso”. También le dio la victoria sobre el gigante Goliat. Más tarde, lo protegió cada vez que el rey Saúl trató de atravesarlo con una lanza. David rememoró ocasiones en las que Jehová lo había librado de diversos peligros. Pensar en ello le infundió plena confianza para encarar hasta la peor de las adversidades. ¿Y usted? ¿Recuerda cómo Jehová le ayudó en el pasado? ¿Le infunden valor esos recuerdos? Por ejemplo, ¿oró intensamente respecto a algún problema grave y entonces vio cómo Jehová le dio sabiduría o fuerzas para afrontarlo? ¿O se acuerda de cómo desaparecieron circunstancias que le impedían servir a Dios con gozo, o de cómo se abrió ante usted “una puerta grande” para ampliar su servicio sagrado? (1 Cor. 16:9.) ¿Cómo se siente cuando medita en ello? ¿Verdad que esas experiencias lo convencen de que Jehová puede ayudarlo a superar o aguantar hasta los peores obstáculos o adversidades? (Rom. 5:3-5.)
¿Y si un gobierno poderoso tramara exterminar a los testigos de Jehová como pueblo organizado? En tiempos modernos ha habido muchos hombres que lo han intentado, pero han fracasado. Si reflexionamos en lo que Jehová ha hecho por su pueblo anteriormente, podremos mirar con confianza al futuro (Dan. 3:28).
7- Sl 27:4) Sentir aprecio por la adoración verdadera nos da fuerzas. En los días de David, “la casa de Jehová” era el tabernáculo. Pero David mismo hizo los preparativos para el templo, la imponente estructura que su hijo Salomón construyó después. Siglos más tarde, Jesús reveló que ya no sería necesario adorar a Dios en un gran edificio que contara con la bendición divina (Juan 4:21-23). En los capítulos 8 a 10 de Hebreos, el apóstol Pablo indicó que llegó a existir un gran templo espiritual en el año 29 de nuestra era, cuando Jesús se bautizó y se presentó para hacer la voluntad de Jehová (Heb. 10:10). Este gran templo espiritual es el sistema que Dios ha establecido para que podamos acercarnos a él mediante nuestra fe en el sacrificio redentor de Jesús. ¿Cómo lo adoramos en ese templo? Orando “con corazones sinceros en la plena seguridad de la fe”, declarando nuestra esperanza públicamente sin titubear y animando a otros siervos de Dios en las reuniones de la congregación y en la adoración en familia (Heb. 10:22-25). Valorar la adoración pura nos fortalece en estos críticos últimos días.
8-Sl 27:10) Los sucesos relatados en el capítulo 22 de Primero de Samuel nos llevan a la conclusión de que los padres de David no lo abandonaron. Sin embargo, en nuestros tiempos hay muchos siervos de Dios que sí han tenido que sufrir el total rechazo de su familia y que han encontrado ayuda y protección en la afectuosa congregación cristiana. Puesto que Jehová está dispuesto a apoyar a sus leales cuando otros los abandonan, ¿no los sostendrá también en cualquier otro tipo de dificultad? Por ejemplo, si nos preocupa cómo llevar el pan a casa, podemos estar seguros de que Jehová nos ayudará (Heb. 13:5, 6). Él entiende las circunstancias y necesidades de todos sus siervos fieles.
9-Sl 27:11) Para no perder el valor, tenemos que recibir continuamente la instrucción divina, como muestra esta súplica de David. Actuar en armonía con esta oración implica prestar mucha atención a toda directriz que recibamos de la organización de Jehová y obedecerla de inmediato. Muchos hermanos que se han liberado de deudas innecesarias pueden atestiguar que aplicar el sabio consejo de simplificar su vida les ha beneficiado en estos tiempos de crisis económica. En vez de verse cargados con posesiones que ya no pueden permitirse, gozan de más libertad para ampliar su ministerio. Así pues, cada uno de nosotros hace bien en preguntarse: “¿Pongo en práctica sin demora todo lo que leo en la Biblia y en las publicaciones del esclavo fiel y discreto, incluso cuando me suponga algún sacrificio?” (Mat. 24:45). Si dejamos que Jehová nos instruya y nos guíe en la senda de la rectitud, no tendremos motivo para temer.
10- Sl 28: 3) Este texto puede ayudar a los ancianos a discernir mejor si una determinada persona es realmente inicua o es débil. Observe que se establece un paralelo entre los inicuos y los “practicantes de lo que es perjudicial”. La persona que peca por debilidad carnal probablemente deje de hacerlo tan pronto como recobre el juicio. Pero si alguien ‘practica’ lo que es malo, de modo que llega a formar parte de su vida, este proceder podría ser prueba de un corazón inicuo.
11-Sl 29:3-9) ¿Qué se quiere ilustrar comparando la voz de Jehová a una tormenta que siembra el temor mientras se desplaza? Así se ilustra el impresionante poder de Jehová.
12- Sl 30:5) La cualidad predominante de Jehová es el amor y no la cólera.
13- Sl 31:23) ¿En qué sentido se paga en sumo grado a la persona altiva? La paga en este caso se refiere al castigo. Jehová paga al justo por sus errores involuntarios con disciplina. Pero paga en sumo grado es decir, castiga de forma severa a la persona altiva que no rectifica su mala conducta (Proverbios 11:31; 1 Pedro 4:18).
14- Sl 32:8) ¿Cuál es uno de los beneficios de recibir la perspicacia que da Jehová? Dios no solo nos da consejos, sino también perspicacia, es decir, capacidad para analizar las situaciones en profundidad. Gracias a ella, podemos encaminar nuestra vida en la dirección correcta, en lugar de desperdiciarla yendo tras ambiciones vacías.
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